Las tiras de
Mafalda tienen momentos matemáticos memorables, como cuando la pequeña Libertad le dice a su maestra que un triángulo cuyos lados son todos iguales es... socialista, o como cuando Mafalda, tras haber estudiado en clase el
pentágono, le propone a la profesora para el día siguiente estudiar... el Kremlin.
El ejemplo que he elegido (hubiese copiado cientos de tiras, la verdad) habla con esa precisión quirúrgica de Quino de la
paradoja en la que vivimos todos los del montón que no queremos ser del montón.
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