"Para Malaguzzi, todas las criaturas, en todas y cada una de las culturas, son inteligentes" (A.H.)

viernes, 18 de julio de 2014

Editorial ..... CONSTRUYENDO NUESTROS MUNDOS !

¿Puedo uno tomar un texto de otra persona y presentarlo como editorial, reconocidos los créditos, de un espacio diferente como el de un blog?

Si.

De hecho yo lo voy a hacer acá. Voy a postear un extracto maravilloso, un set de los mejores párrafos de la presentación (Prefacio) de un libro de Francisco Varela, pero antes unas palabras ....

Una de las ideas centrales de Francisco Varela es que nosotros creamos el mundo que percibimos, no porque no exista una realidad fuera de nuestras cabezas (la guerra en cualquier parte no es buena y la contaminación del planeta nos está llevando a límites peligrosos), sino porque nosotros seleccionamos y remodelamos la realidad que vemos para conformarla a nuestras creencias acerca de la clase de mundo en el que vivimos. Para que una persona cambie sus percepciones básicas, las que determinan sus creencias o premisas epistemológicas tiene que tomar conciencia de que la realidad no necesariamente es lo que él cree que es. Esto no es algo fácil de aprender o aceptar y probablemente la mayor cantidad de seres humanos se las han arreglado para evitar pensar sobre ello .... Varela nos introduce a estas difíciles artes .... veamos ya su maravilloso texto ....

(....) Pero si esta construcción lenta y sostenida, llena de corsi y ricorsi como toda creación intelectual, tiene hoy día viabilidad científica, es porque se inserta en una sensibilidad histórica que la autopoiesis intuía ya en 1973. Como decía al comienzo de este prefacio, no hay creaciones personales desprovistas de una inserción: el que una idea tenga un impacto es un hecho histórico y no una aventura personal o un asunto de "tener razón". La autopoiesis sigue siendo un buen ejemplo de alineamiento con algo que sólo aparece más claramete configurado en varios dominios del quehacer cultural humano y que indicaba yo con el nombre de giro ontológico. Es decir una progresiva mutación del pensamiento que termina con la dominancia del espacio social del cartesianismo y que se abre a la conciencia aguda de que el hombre y la vida son las condiciones de posibilidad de la significación y de los mundos en los que vivimos.Que conocer, hacer y vivir no son cosas separables y que la realidad y nuestra identidad transitoria son partners de una danza constructiva. Esta tendencia que designo como un giro ontológico no es una moda de filósofos, sino que se refleja en la vida de todos. Entramos en una nueva época de fluidez y flexibilidad que trae detrás la necesidad de una reflexión acerca de la manera de como los hombres hacen los mundos donde viven, y no los encuentran ya hechos como una referencia permanente.

Las consecuencias éticas de darse cuenta son importantes, y en todo caso suficientemente actuales para que merezcan una discusión más extensa que la que puedo hacer aquí. Pero insisto sobre este punto porque la ocasión de escribir este prefacio que celebra estos 20 años, sería tristemente dilapidada si no llegara a comunicar al lector la importancia de expandir el horizonte para considerar el carácter profundamente social y estético en donde esta idea se inserta, más allá de la ciencia y la biología, más allá de las personas que figuran como autores. En ese sentido este pequeño libro (nota del Blogger: yo creo se refiere a "De máquinas y seres vivos") no ha perdido vigencia y todavía puede leerse con provecho. En definitiva una invención científica en cualquier campo requiere actores que sean sensibles a las anomalías que siempre nos rodean. Esas anomalías deben ser mantenidas en un estado de suspensión y cultivo mientras se es capaz de encontrar una expresión alternativa que reformule la anomalía como un problema central, tal y como la autopoiesis pone la autonomía al centro del problema de la vida y el conocer. Quizás el caso de la autopoiesis, en el que me ha tocado la fortuna de ser partícipe, pueda servir para ilustrar esta dinámica de la innovación y contribuir así a que el futuro de la ciencia en Chile sea responsable de cultivar sus sensibilidades propias y no sea un eco de tendencias de otras latitudes."

(Extracto
Prefacio al libro: "La ciencia del ser - Las rutas de Francisco Varela)


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