Historia sobre RESTAS.
"En uno de los cursos de primer año más entretenidos en los que me ha tocado enseñar, les pedí a los(as) alumnos(as) que inventaran historias sobre restas. La regla era que la palabra importante, la que indica resta, no podía repetirse. Nuestra misión era buscar una palabra nueva en cada ejercicio. Escribimos estas palabras en la pizarra. Los(as) niños(as) irradiaban creatividad: tenía 5 globos, tres se reventaron, ¿cuántos me quedan? (escribimos la palabra "reventar" en la pizarra). Tenía 100 dulces, me comí 90. Daniel tiene 5 autos, 5 se averiaron (los alenté a que incluyeran el número cero en el ejercicio o resultado). Y así seguimos: se cayó, se rompió, desapareció, se echó a perder, fueron comidos, y así sucesivamente. Les había prometido a los(as) niños(as) que la resta sería mucho más interesante que la suma. La resta se nos presenta en muchas más situaciones. Esto se debe al hecho bien conocido de que es más fácil destruir que construir ...
Los(as) niños(as) comenzaron a compartir para ver quien podía inventar ejercicios con los números más grandes. Entonces, les pregunté si es que podían inventar un ejercicio con el número más pequeño que podían encontrar. Poco a poco los números comenzaron a bajar, hasta que una niña dijo "0-0, pero no tengo una historia". Pregunté a los(as) aumnos(as) cuántos elefantes pensaban que tenía en mi casa. "Cero" me respondieron. Entonces les dije: "Hoy se escaparon todos".
(Ron Aharoni, Aritmética para padres y madres, Editorial Universitaria)
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