Cero:
Los antiguos babilonios no disponían de un símbolo para el cero, un hecho que generaba dificultades en su notación, una confusión similar a la que sentiríamos hoy si los números 12, 102 y 1002 NO tuvieran los ceros que los diferencian.
Los escribas babilonios dejaban un espacio donde debía haber un cero. NO era fácil distinguir el número de espacios en el centro o al final de los números.
Finalmente, los babilonios inventaron un símbolo para marcar el vacío entre sus dígitos, aunque es probable que no consideraran al cero un número como los demás.
Alrededor del año 650 el uso del número era habitual en las matemáticas indias; un tablilla de piedra, encontrada en Gwalior, al sur de Delhi, contenía los números 270 y 50. Los números de la tablilla, fechados en el año 876, son muy parecidos a los números modernos, salvo por el hecho de que los ceros son más pequeños y están un poco alzados.
Los matemáticos indios (Brahmagupta, Mahavira, por ejemplo) utilizaron el cero en operaciones matemáticas. Brahmagphuta explicó que un número al que se le resta el mismo da como resultado cero; señaló además, que cualquier número multiplicado por cero es cero.
El manuscrito Bakhsshali puede ser la primera prueba documentada del número cero con propósitos matemáticos aunque su datación no está clara.
Alrededor del año 665, la civilización Maya de América central desarrolló también el cero, pero parece que su logro no repercutió en otras culturas. Por otra parte, el concepto indio del cero se propagó a árabes, europeos y chinos transformando el mundo.
Según el matemático Hossein Arsham, "la introducción del cero en el sistema decimalo en el siglo XIII fue el logro más significativo en el desarrollo de un sistema numérico, haciendo que el cálculo con números grandes empezara a ser viable. Sin la noción de cero hibiera sido impensable establecer procedimientos para el comercio, la astronomía, la física, la química o la industria. La falta de ese símbolo es uno de los inconvenientes más graves del sistema numérico romano".
(Texto de Clifford A. Pickover).
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